• Francisco de Asís Mateos Ángel
    Olímpico

    Paco
    Mateos

    Sevilla

    Francisco de Asís Mateos Ángel

    04.04.1947

    Sevilla

    2
    Juegos Olímpicos Deporte Categoría Prueba
    Resultado
    1972 Múnich (Alemania Federal) Halterofilia Masculina 67,5 kg
    Puesto 14
    1976 Montreal (Canadá) Halterofilia Masculina 67,5 kg
    Puesto 14

    Francisco de Asís Mateos Ángel

    Poseedor de un palmarés sin igual en la halterofilia andaluza, con una marca de 87 récords nacionales batidos y la impresionante cosecha de 14 títulos nacionales consecutivos de 1964 a 1977, amén de dos participaciones en los Juegos Olímpicos, Paco Mateos es indubitadamente uno de los mitos del deporte en Andalucía.

    Nacido el 4 de abril de 1947 en Sevilla, su infancia discurrió en la céntrica calle Marqués de Paradas, donde residía con sus padres, siendo un niño enfermizo y de pobre constitución física, lo cual supuso un importante hándicap para poder dar rienda suelta a sus ansias de practicar deporte. No obstante, cuando el pequeño Francisco contaba con 12 años, su hermano mayor, Isaac, intermedió para que ingresara en el cercanísimo Club Natación Sevilla, en el número 9 de la calle Trastamara, con idea de que comenzara a realizar ejercicio y mejorase sus condiciones físicas.

    El primer impulso de Paco fue hacer un cursillo de natación y, pese a la primera negativa de Lorenzo Muñoz Izal, su tenacidad e insistencia terminaron calando en el inolvidable dirigente, quien accedió cuatro meses después a las pretensiones del chaval. Muñoz llegó a decirle a nuestro protagonista: «Nunca pensé que una persona como tú, tan endeblucho y con esas características, fuese válida para practicar deporte y menos el deporte de la halterofilia y llegar a donde afortunadamente llegaste, a ser de la elite». En efecto, al año de empezar en la natación, el juvenil Mateos trasladó su entusiasmo a la halterofilia, actividad que poseía una gran pujanza en el club.

    Perseverancia, sacrificio y entusiasmo fueron los ingredientes empleados por Paco Mateos para superar todos los obstáculos y emprender su trayectoria deportiva en el Natación Sevilla, club al que siempre, como deportista y entrenador posteriormente, estuvo vinculado. Si su iniciación como deportista, sin lugar a dudas, se la debe a Lorenzo Muñoz, la especificidad en halterofilia fue obra de Antonio Tabares Gant, entrenador, padre deportivo y consejero permanente tanto en el plano atlético como personal.

    Con tales condiciones, luego de tres años de formación, entrenamiento y crecimiento muscular –sobre todo del tren inferior–, Francisco Mateos se convirtió en un competidor de primer orden, al principio circunscrito al peso gallo y luego al ligero, efectuando en 1964 su irrupción en el panorama nacional merced al doble título de campeón de España –júnior en Barcelona y absoluto en San Sebastián– y al debut internacional realizado el 7 de marzo en un encuentro bilateral España-Suiza, donde obtuvo la medalla de plata en peso gallo.

    Esta campaña fue el comienzo de una carrera deportiva exitosa y larga, en la que, dentro del calendario estatal, logró otros tres títulos nacionales júnior (1965, 1966 y 1967) y trece absolutos más, de 1965 a 1977 consecutivamente. Además, con el Natación Sevilla, se proclamó campeón de la Copa del Generalísimo en 1967, 1968, 1969, 1970, 1973, 1974, 1975 y 1976, subcampeón en 1972 y campeón de la entonces recién nacida Copa del Rey en 1977. En resumen, 18 medallas de oro individuales (4 como júnior y 14 como absoluto) y 9 victorias coperas por clubes, junto a compañeros como Pepe Gordillo, Enrique Plasencia o José Domínguez.

    En el extranjero y luego del citado estreno internacional en 1964, compitió en diversos torneos en Francia, Italia e Inglaterra hasta llegar al primer campeonato, como fueron los Juegos Mediterráneos de Túnez 1967, donde consiguió la medalla de bronce en la categoría de 67,5 kg con una suma total de 355 kilos, amén de otros dos bronces parciales. El sevillano volvería a estar en la competición mediterránea en dos ocasiones más, para un total de tres, llegando a competir en Esmirna 1971 y Argel 1975, siempre en el peso ligero. Mientras en Turquía fue 4.º con un total de 375 kilos, en Argelia subió de nuevo al podio como tercer clasificado (medalla de bronce) con un total de 265, siendo también bronce en arrancada (120).

    En el Campeonato del Mundo, el levantador andaluz acumuló cuatro participaciones: Varsovia 1969, Múnich 1972 (14.º), La Habana 1973 (12.º) y Montreal 1976 (14.º). Adviértase que las ediciones correspondientes a 1972 y 1976 son coincidentes con las Olimpiadas y ello es debido a que desde Tokio 1964 a Los Ángeles 1984 el campeonato mundial de los años olímpicos se celebró dentro del propio torneo olímpico, si bien en este solo contaba el total olímpico mientras que en el certamen universal también se repartían medallas para los tres primeros clasificados en los ejercicios de dos tiempos y arrancada, no así para el de fuerza o press militar que formó parte de la competición halterófila hasta 1972 inclusive.

    Por su parte, Paco Mateos –y su característica perilla, seña de identidad– acudió a tres ediciones del Campeonato de Europa absoluto, esto es, Madrid 1973 (9.º), Verona 1974 (16.º en peso medio) y Berlín Oriental 1976 (13.º).

    Obviamente, por encima de todo ello, hay que destacar las dos designaciones de nuestro biografiado para competir y representar a España en los Juegos Olímpicos, circunstancia esta que se produjo en Múnich 1972 y Montreal 1976, en ambos casos siendo el único halterófilo español. No obstante, bien pudieron ser tres participaciones olímpicas por cuanto el sevillano había estado a punto de acudir a México 1968, con 19 años, cuando ya poseía cierto reconocimiento internacional, no en vano a raíz del primer podio en los Juegos Mediterráneos había recibido una propuesta para entrenar en Polonia con una beca, la cual rechazó dada su juventud y la lejanía de aquel país, más allá del Telón de Acero.

    Como recordaba Paco Mateos en una entrevista para Diario de Sevilla en 2012, “en 1967 conseguí tres bronces en los Juegos Mediterráneos de Túnez y por entonces Juan Antonio Samaranch ya era delegado nacional de Deporte. Estábamos dentro de gimnasia. Éramos un mundo aparte. No fui a México pese a hacer dos veces la mínima por los trámites de la federación. Por un fallo burocrático me dejaron fuera. Eso me sirvió para estimularme y entrenar más para ir a unos Juegos. A mí no me dejaba nadie fuera porque había ganado ya la plaza”.

    Así, cuatro años después de esta decepción, la alegría inundó al joven hispalense al confirmarse que viajaría a Múnich para competir, por fin, en las Olimpiadas. La preparación del magno evento la llevó a cabo en la Residencia Joaquín Blume de Madrid, a las órdenes de los técnicos nacionales y con enseñanzas de calidad como las que aportó un entrenador soviético traído ex profeso desde Cuba. Posteriormente, el desplazamiento a Alemania fue gozoso y todavía hoy día lo recuerda con mucho cariño, pues supuso su primera entrada en la Villa Olímpica, pero también con el pesar de haber vivido muy de cerca el atentado contra deportistas israelíes por parte del comando terrorista palestino Septiembre Negro. Aquello sucedió a posteriori de la participación del andaluz, quien compitió el 30 de agosto dentro de la categoría de 67,5 kg (peso ligero). Con 22 halterófilos en liza, ocupó el 14.º puesto final, con un registro de 397,5 kilos, a 62,5 de los 460,0 –récord mundial– realizados por el soviético Mukharby Kirzhinov, campeón. Mateos levantó 132,5 en fuerza (12.º), 117,5 en arrancada (12.º) y 147,5 en dos tiempos (13.º).

    Dispuesto a hacerlo mejor en las siguientes Olimpiadas, Mateos marchó a Cuba los meses previos a Montreal 1976 para entrenar con el equipo soviético, si bien en la capital de Quebec repitió clasificación en el peso ligero, siendo 14.º entre un elenco de 23 participantes. Sumó 270,0 kilos –120,0 en arrancada (13.º) y 150,0 en dos tiempos (14.º)–, a 35 del campeón, el también soviético Petro Korol. La prueba se desarrolló el 21 de julio en el Saint Miguel Arena de Montreal.

    Tras los segundos Juegos, Paco Mateos continuó una temporada más en el alto nivel y se alzó con el decimocuarto entorchado nacional el 15 de mayo de 1977 durante el XVII Campeonato de España Absoluto, celebrado en Ponferrada (León). Ese día y en ese lugar, con la medalla de oro latente, decidió dejar la práctica activa de la halterofilia como deportista, a sus 30 años, para dar paso a una nueva etapa de entrenador, siempre en el seno del Natación Sevilla.

    Al frente de la sección de halterofilia, su profesionalidad, experiencia y rigurosidad en el trabajo contribuyeron a que el club continuase la senda de victorias en la Copa del Rey –campeón en 1990, 1991, 1993 y 1995– y que prosiguiese siendo un relevante vivero de campeones nacionales e internacionales, no en vano de sus paredes han salido Rebeca Sires, Verónica Mleziva, Alfonso Portillo, Iván García, José Florido o José Casado, entre otros.

    Miembro de la Real Orden del Mérito Deportivo, en la categoría de medalla de bronce, y Premio Andalucía de los Deportes en 2005, la significación de Paco Mateos para la halterofilia andaluza y española ha sido grande, habiendo sido reconocido –cosa que destacamos en su persona– con la primera insignia de oro concedida por la Federación Española de Halterofilia (1997) y la medalla de elite de la Federación Internacional de Halterofilia (IWF).

    Actualmente, Paco sigue viviendo en la ciudad que le vio nacer –en la calle Pagés del Corro– y que nunca ha abandonado, Sevilla, habiendo estado vinculado al club que le dio la oportunidad de ser grande en el deporte, el Natación Sevilla, como director técnico incluso después de la edad de jubilación y hasta la desgraciada desaparición del mismo, por serios problemas económicos, en junio de 2016, tras 85 años de actividad.

    Biografía cerrada a 31 de marzo de 2018 y extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y Jose Manuel Rodríguez Huertas

  • Francisco de Asís Mateos Ángel