• Juan Francisco Palomo Peral
    Paralímpico

    Francisco
    Palomo

    Málaga

    Juan Francisco Palomo Peral

    05.06.1980

    Málaga

    1
    Juegos Paralímpicos Deporte Categoría Prueba
    Resultado
    1996 Atlanta (EE.UU.) Atletismo Masculina Lanzamiento de jabalina F10
    Puesto 5
    1996 Atlanta (EE.UU.) Atletismo Masculina Salto de longitud F10
    Puesto 9

    Juan Francisco Palomo Peral

    Si con algún adjetivo puede calificarse la trayectoria deportiva de Juan Francisco Palomo este es, sin duda, el de precoz. Con solo 16 años ya participaba en los Juegos Paralímpicos de 1996 y lo hacía en dos pruebas de cierta exigencia como la jabalina y la longitud, pese a lo cual y la lesión con la que viajó a Estados Unidos actuó dignamente siendo su paso por Atlanta el mejor recuerdo de una carrera atlética fugaz, ya que apenas cumplida la veintena se retiró.

    Nacido el 5 de junio de 1980 en Málaga capital, donde residió hasta los 13 años junto a sus padres, José Carlos y María del Carmen, y su hermana menor, Desiré, nuestro protagonista tuvo una infancia como la de cualquier niño de la época, creciendo en su entorno familiar, jugando con sus amigos y estudiando, en su caso en el colegio diocesano malagueño del Espíritu Santo. Todo cambió cuando en 1993, a la edad indicada, se quedó ciego de forma repentina mientras jugaba un partido de bádminton. Tras un sinfín de pruebas e hipótesis de todo tipo, por fin le diagnosticaron síndrome de Leber, una atrofia del nervio óptico de origen hereditario.

    Ante la imposibilidad de seguir estudiando en un colegio convencional, sus padres lo internaron en el Centro de Recursos Educativos (CRE) Luis Braille de Sevilla y allí fue donde empezó a practicar atletismo en 1994 de la mano de don Luciniano, probando tanto en carreras de velocidad como en concursos de saltos y lanzamientos.

    Su polivalencia quedó patente en 1995 cuando fue seleccionado para competir en el IV Campeonato de Europa Escolar para deficientes visuales que se celebró en la localidad alemana de Straubing. Allí, el malagueño brilló con luz propia al conseguir cuatro medallas de oro en modalidades tan dispares como los 100 metros, el salto de longitud, el lanzamiento de peso y el relevo 4×100 metros.

    Unas prestaciones asombrosas que le bastaron para recibir la convocatoria para acudir a las Paralimpiadas de Atlanta, a pesar de su corta edad. Su juventud y una inoportuna lesión de rodilla antes de volar para el continente americano fueron un lastre en el desempeño competitivo, pues ocupó posiciones bajas en las dos pruebas que disputó en el Estadio Olímpico del Centenario dentro de la clase F10.

    Se estrenó el 17 de agosto en la final directa de lanzamiento de jabalina, con seis concursantes y en la que se impuso el japonés Mineho Ozaki, con 42,60 metros, en tanto que el andaluz acabó en el 5.º puesto, con una marca de 34,74 metros. Al día siguiente, muy mermado físicamente, el malagueño fue 9.º en la final de salto de longitud, con una marca de 4,58 metros, quedándose a nueve centímetros de su segundo diploma y a más de dos metros del campeón, el también español José Manuel Rodríguez, quien firmó un nuevo récord mundial (6,67). Inscrito también en triple salto, no pudo llegar a participar en una prueba que ganó el citado Rodríguez con un brinco de 12,93 metros.

    A la vuelta de Estados Unidos, Juan se mudó a Madrid para completar sus estudios en el CRE Antonio Vicente Mosquete de la ONCE a partir del curso académico 1996-1997. Deportivamente hablando, ya recuperado de la lesión, en 1997 volvió a ser internacional y disputó el Campeonato de Europa organizado por la IBSA en Riccione (Italia), donde alcanzó la 4.ª posición en 100 metros.

    Esa fue su actuación más destacada con el equipo nacional, mientras que en el plano estatal hay que significar que sumó un puñado de medallas en los campeonatos de España de la segunda mitad de los noventa, tanto en velocidad como en saltos y, sobre todo, en lanzamientos, por los que se fue decantando en los últimos años.

    Hacia el año 2000 se fue retirando de las pistas para centrarse en los estudios universitarios de Fisioterapia, que había iniciado en Madrid. De hecho, se quedó a vivir en la capital de España, donde sigue residiendo y trabajando, en concreto en un centro médico de especialidades en el que ejerce como fisioterapeuta, osteópata y quiromasajista. En Madrid se casó y tuvo una hija, Lucía, con la que vive en la actualidad.

    Biografía cerrada a 31 de marzo de 2018 y extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y Jose Manuel Rodríguez Huertas

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