• Justo San Miguel y de la Gándara
    Olímpico

    Justo
    San Miguel

    Granada

    Justo San Miguel y de la Gándara

    05.07.1870

    Granada

    1
    Juegos Olímpicos Deporte Categoría Prueba
    Resultado
    1924 París (Francia) Polo Masculina Polo
    Puesto 4

    Justo San Miguel y de la Gándara

    Cuatro años después de haber conquistado la medalla de plata en las Olimpiadas de Amberes, los responsables gubernamentales de la participación española en los Juegos de París 1924 volvieron a designar al equipo de polo del Real Club de la Puerta de Hierro de Madrid para representar a España en el torneo olímpico de dicho deporte, que había de tener lugar en los campos del Polo París –el campo de Bagatelle– y del club de campo de Saint-Cloud.

    La defensa del subcampeonato olímpico fue asignada a Álvaro de Figueroa y Alonso-Martínez –marqués de Villabrágima–, Hernando Fitz-James Stuart y Falcó –duque de Peñaranda de Duero– y el sevillano Leopoldo Sáinz de la Maza y Gutiérrez-Solana –conde de la Maza–, que se mantenían en la formación, así como a los debutantes Luis de Figueroa y Alonso-Martínez –conde de la Dehesa de Velayos–, Rafael Fernández de Henestrosa y Salabert –duque de Santo Mauro– y Justo San Miguel y de la Gándara, marqués de San Miguel, un granadino de reconocido prestigio en el mundo del caballo y que, a la sazón, fue el mayor de aquellos seis representantes españoles, cumpliendo casualmente los 54 años durante la competencia en París.

    El torneo, con cinco equipos en juego, se disputó bajo el sistema de liga de todos contra todos. España debutó el 1 de julio perdiendo (2-15) ante a Estados Unidos y siguió en la misma senda derrotista frente a la luego campeona Argentina (2-16) –Justo marcó un tanto y jugó su segundo y último partido– y Gran Bretaña (3-10), cerrando la competición el día 10 con triunfo (15-1) sobre Francia.

    Con tres derrotas y una victoria (22 tantos a favor y 42 en contra), España ocupó la 4.ª posición, lo que supuso una medalla de bronce ya que por entonces se otorgaba dicha presea también al clasificado en dicho puesto, si bien este metal no queda reflejado en las estadísticas como tal y sí como diploma. Hay que indicar, además, que esta cuarta posición despertó diversas reacciones críticas en la prensa de la época, que aguardaba mejor actuación de los españoles.

    Nacido el 5 de julio de 1870 en Granada capital, Justo San Miguel fue el hijo menor del matrimonio formado por Justo San Miguel y Barona, Miranda y Mier –primer marqués de Cayo del Rey y senador del reino– y Rosa Gándara Melé-Cortina. De familia pudiente y aristócrata, nuestro biografiado creció rodeado de comodidades junto a sus dos hermanos –José y Martina– en la residencia familiar de Madrid cuando no en la de verano de Biarritz (Francia).

    En la capital de España desarrolló su propia vida como aristócrata de la corte del rey Alfonso XIII, del que fue mayordomo de semana, siendo muy conocido y apreciado por la sociedad madrileña de alta alcurnia de la época debido a su carácter afable. Sus apariciones en las crónicas sociales de las gacetas de las primeras tres décadas del siglo XX dan fe de su profusa vida pública en la que el denominador común fue su presencia en cuantas actividades hípicas se desarrollaran, especialmente de carreras, ámbito en el que se convirtió en un verdadero profesional en la cría, la compra y venta de ejemplares y la intermediación.

    Pese a todo hay que decir que fue una persona de constante trasiego viajero, alternando estancias en Madrid con largas temporadas en París –donde igualmente fue un habitual de las reuniones sociales– y, durante el verano, en Biarritz, ciudad costera en la que era un asiduo de su Copa Capel de polo. La vinculación con Francia se extendía a sus actividades ecuestres, pues poseía una importante cuadra de caballos de carreras en la localidad de Chantilly y no solía perderse en agosto el mercado de purasangres de Deauville, en la costa normanda.

    Como jugador de polo, hay que añadir que lo practicaba por placer en la Casa de Campo y el Real Club de Puerta de Hierro, en Madrid, así como en el Palacio de la Magdalena de Santander, por invitación del rey, y en campos ingleses (Londres) y franceses (Deauville y Bagatelle de París). No obstante, insistimos en que, amén de su participación olímpica y de su notable nivel como polista, la vertiente deportiva más acentuada de Justo San Miguel fue la de criador de caballos, habiendo tenido el honor de recoger multitud de copas de vencedor de grandes premios en los hipódromos de Madrid, París y Londres, entre los más destacados, o en recintos menores como el de Tablada, en Sevilla.

    Con devoción por los animales de carácter nervioso, entre otros muchos pertenecieron a su cuadra caballos ganadores como Laredo, Saint-Georges, Sanguinario, Lepaneur, Antonio (ganador en 1921 del primer Gran Premio de los Tres Años), Incroyable (vencedor en París en 1923) o Stanborough, que en 1917 ganó contra todo pronóstico en el donostiarra Hipódromo de Lasarte la principal carrera nacional de larga distancia –la Cesarewitch española la llamaron, en referencia a la prestigiosa carrera inglesa–, dotada con 70.000 francos.

    Curiosamente, ese prometedor caballo bien estuvo a punto de no haber corrido nunca para Justo. Adquirido por el tratante andaluz en octubre de 1915 en Inglaterra, a la par que efectuaba por encargo la compra de catorce potrancas, dos de ellas para Alfonso XIII y dos para la Escuela Militar de Equitación, sucedió que el barco que transportaba los animales fuera de las islas británicas fue atacado por un submarino alemán, hallándose en curso la I Guerra Mundial. Afortunadamente para el bote y su carga, el corsario teutón desvió su atención hacia un mercante inglés y la amenaza desapareció.

    Este nuevo escenario geográfico del granadino, Inglaterra, devino foco casi exclusivo de su actividad profesional en la década de los años 30, cuando confió el entrenamiento de sus caballos de carreras de obstáculos al comandante británico Barrett, el mismo preparador del rey Eduardo VIII. Así, ejemplares de la propiedad del denominado “sportsman español” compitieron en pruebas del calibre del Grand National.

    En el ámbito personal, Justo San Miguel estuvo casado con Eulalia Pérez del Pulgar y Pérez de Villavicencio, condesa viuda de Clavijo, con la que no tuvo descendencia, aunque sí una hija política, Antonia Arcos y Pérez del Pulgar. Esta ausencia de hijos naturales implicó que el Marquesado de San Miguel quedase vacante a la muerte de nuestro protagonista. Este marquesado fue un título nobiliario pontificio otorgado por el Papa Benedicto XV mediante breve de 14 de septiembre de 1916 y autorizado en España por real despacho de 3 de enero de 1917 expresamente a la figura de Justo de San Miguel.

    Otro de los hechos anecdóticos que jalonaron la intensa y polifacética vida de este singular granadino fue que en el sorteo de la lotería de Navidad de 1928 resultó agraciado con el premio gordo, cuyo número jugaba íntegramente. Al parecer, encargó el billete desde París a la sucursal en Madrid del Crédit Lyonnais.

    Justo San Miguel y de la Gándara falleció en Madrid el 2 de junio de 1947 a punto de cumplir los 77 años.

    Biografía cerrada a 31 de marzo de 2018 y extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y Jose Manuel Rodríguez Huertas

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