• María Luisa Fernández Díaz
    Olímpica

    Marisa
    Fernández

    Córdoba

    María Luisa Fernández Díaz

    01.04.1969

    Córdoba

    2
    Juegos Olímpicos Deporte Categoría Prueba
    Resultado
    1988 Seúl (Corea del Sur) Natación Femenina 100 mariposa
    Puesto 17
    1988 Seúl (Corea del Sur) Natación Femenina 4x100 estilos
    Puesto 13
    1992 Barcelona (España) Natación Femenina 100 mariposa
    Puesto 17

    María Luisa Fernández Díaz

    La primera nadadora andaluza participante en unos Juegos Olímpicos nació el 1 de abril de 1969 en Córdoba, en cuya parroquia de la Inmaculada Concepción fue bautizada, si bien en 1970, sin haber llegado al año de edad, se instaló en Madrid junto a sus padres, Arsenio José y Guadalupe –naturales de Villa del Río y Córdoba, respectivamente–, debido al traslado laboral del primero, ingeniero industrial. En esta ciudad y en el verano de 1976, con siete años, nuestra protagonista, junto a su hermana Maribel, tomó el primer contacto con el agua de una piscina a través de un curso de iniciación al que la inscribieron sus progenitores, firmes creyentes en las virtudes de la práctica deportiva como elemento fundamental para una formación integral de una persona.

    Este cursillo determinaría la senda personal de Marisa en los siguientes años, pues el profesor del mismo, J. M. Andérica –quien más tarde sería su entrenador en el Club Natación Puente Cultural de Madrid–, logró despertar la pasión por la natación de la cordobesa, quien ese mismo año de 1976 comenzó a entrenar diariamente con objetivos competitivos, siempre con la compañía y apoyo de sus padres, que empezaron disfrutando con las cualidades de sus hijas en la piscina y terminaron con muchos nervios y “sufriendo” en las competiciones.

    En 1978, siguiendo a una amiga nadadora destacable y por proximidad a su domicilio, fichó por el Club Natación Gimnasio Madrid, donde encontró amigos, compañeros y rivales y entrenadores, tales como Antonio Penalva, Miguel Ángel García y Manuel Privado, que hicieron de la natación una razón para aprender y disfrutar. En este ambiente, con su trabajo y talento, la andaluza, que evolucionó del estilo braza para centrarse en la mariposa, plasmó un importante salto cualitativo convirtiéndose en una de las nadadoras más prometedoras del panorama nacional. Así, pasó de participar en el Campeonato de Castilla y los campeonatos de España por edades a debutar en competiciones internacionales de categoría júnior en 1981, participar en 1982 en el Campeonato de España absoluto de invierno de Valladolid, ser finalista en el Campeonato de Europa Júnior de Mulhouse 1983 y, definitivamente, acceder a la internacionalidad absoluta en 1984, con 15 años.

    Desaparecido el CN Gimnasio Madrid en 1986, Marisa, en septiembre de ese año y gracias a una beca de la Real Federación Española de Natación, se trasladó a la Residencia Joaquín Blume y empezó a entrenar en la piscina del Consejo Superior de Deportes. Poco después normalizó su situación al suscribir contrato con el Club Natación Cataluña, en el que permanecería desde la temporada 1986-1987 hasta su retirada del alto nivel competitivo. Todo ello trajo consigo menor divertimiento en la práctica de la natación y mayores responsabilidades, toda vez que por edad había llegado el momento de rendir al máximo nivel. Y, ¡vaya si lo hizo! Bajo la dirección técnica de varios entrenadores –Fernando Navarro, Jordi Murio, Alberto García y Tomás Isturiz–, María Luisa tomaría el control del estilo mariposa en España durante un lustro –hasta la llegada de la también andaluza María Peláez–, dejando su impronta a base de triunfos y marcas, no en vano se proclamó campeona de España absoluta en 20 ocasiones y batió 25 récords nacionales.

    En el Campeonato de España absoluto de invierno, ganó la medalla de oro en 100 mariposa en las ediciones de 1987, 1988, 1989, 1990 y 1991 –todas celebradas en Madrid– y en 200 mariposa en 1989, 1990 y 1991, así como en 4×100 estilos en 1987. Por su parte, en el Campeonato de España absoluto de verano se impuso en 100 mariposa en Madrid 1986, Barcelona 1987, Santander 1988, Benidorm 1989, Mataró 1990 y Barcelona 1991, en 200 mariposa en 1987 y 1990 y en 4×100 estilos en 1987, 1991 y Reus 1993.

    Respecto a las plusmarcas nacionales, en piscina de 25 metros batió en dos ocasiones el récord de 100 mariposa, hasta dejarlo en 1:01.97 el 6 de marzo de 1987 en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) –se lo arrebató María Peláez casi diez años después–, y en tres ocasiones el de 200 mariposa, siendo su tope los 2:13.77 realizados el 18 de febrero de 1990, en Desenzano (Italia). Asimismo, batió con el CN Cataluña dos veces el récord nacional de 4×100 estilos, siendo el último de ellos los 4:22.50 efectuados el 20 de marzo de 1987 en Madrid.

    En piscina larga (50 m), rebajó siete veces –la primera el 21 de julio de 1986– la plusmarca española en 100 mariposa hasta dejarla el 23 de septiembre de 1988, en Seúl, en 1:02.47 –duró cuatro años hasta que, de nuevo, Peláez la rebajó. En 200 mariposa, hizo suyo el récord en cinco ocasiones, siendo el último de 2:15.23 (21-02-1991, Madrid), y en 4×100 estilos, siempre como integrante del equipo nacional, participó en seis mejoras desde 1987 al 19 de agosto de 1989, en Bonn (4:21.06).

    Con tales resultados, su presencia en el equipo nacional absoluto fue permanente desde 1986 a 1992, participando en los más importantes eventos, que a continuación relacionamos. En 1986, acudió al Campeonato del Mundo, en Madrid (España), y al año siguiente fue llamada para el Campeonato de Europa, en Estrasburgo (Francia) –12.ª en 100 mariposa, batiendo el récord de España tanto en las series como en la final B, y 11.ª en 200 mariposa–, y los Juegos Mediterráneos de Latakia 1987 (4.ª en 100, 5.ª en 200 mariposa y medalla de bronce en 4×100 estilos).

    En 1988, con la mínima acreditada –el 24 de julio en el club Parayas de Maliaño (Cantabria), con nueva rebaja del récord estatal (1:02.77)–, cruzó la puerta de la Villa Olímpica de Seúl para participar en los Juegos Olímpicos, en los que ocupó la 17.ª plaza (entre 40 nadadoras) en 100 mariposa, con un tiempo de 1:02.47, al borde de la final B, y la 13.ª (entre 18 naciones) en el relevo 4×100 estilos, con un registro de 4:21.84, junto a Natalia Autric, Silvia Parera y Amaia Garbayo.

    Tras estos Juegos y con la ilusión de volver a ser olímpica, duplicada al ser los siguientes los de Barcelona 1992, la cordobesa intensificó los entrenamientos en la piscina y el gimnasio y, fruto de ello, se significó en el nuevo ciclo olímpico por la mejoría de sus prestaciones en el ámbito internacional.

    En esa línea, en 1989, viajó al Campeonato de Europa, en Bonn (Alemania Federal), y terminó 14.ª en 100 mariposa, 8.ª en 200 mariposa –finalista– y 9.ª en el relevo 4×100 estilos, con Cándida Melwani, Natalia Pulido y la también andaluza Rocío Ruiz.

    Cuatro años después de Madrid, en enero de 1991 participó en su segundo Mundial, en Perth (Australia), donde se clasificó 19.ª en 100 mariposa y 12.ª en 200 mariposa. Este mismo año, fue 14.ª en 100 mariposa, fantástica 5.ª en 200 mariposa –mejor resultado internacional de siempre– y 11.ª en 4×100 estilos, con Nuria Castelló, Claudia Franco y Rocío Ruiz, en el Campeonato de Europa, en Atenas (Grecia), ciudad en la que también disputó los Juegos Mediterráneos: medalla de bronce en 100 mariposa y 4×100 estilos, y 5.ª en 200 mariposa.

    Este fue el notable camino seguido por la andaluza para preparar su participación en los Juegos de Barcelona, para los que, obviamente, fue seleccionada para representar a España en la prueba de 200 mariposa, cuyas series eliminatorias tuvieron lugar el 31 de julio, en las piscinas Picornell. Sexta en la serie 3, con un tiempo de 2:16.18, quedó emplazada en la 17.ª posición general (de 32 competidoras), de nuevo al borde de la final B.

    Después de tanta preparación y tanta presión, durante el año 1993 sobrevinieron en la persona de Marisa Fernández la falta de ilusión y el cansancio de tantos años de alta competición, lo que le condujo a la retirada del alto nivel competitivo en el mes de julio, luego de haber competido por España por última vez en los Juegos Mediterráneos de Languedoc-Rosellón –4.ª en 100 mariposa– y marchándose con la satisfacción de haber dado todo lo que tenía.

    Casada desde 1999 con el también nadador Sergio Álvarez, trasladó su residencia a Castellón, donde sigue viviendo con su marido y tres hijas –Sara, Ana y Marta– y donde, gracias a sus estudios en Ciencias de la Educación, trabaja como profesora en el Instituto de Enseñanza Secundaria Alcalaten de la ciudad castellonense de Alcora.

    Biografía cerrada a 31 de marzo de 2018 y extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y Jose Manuel Rodríguez Huertas

  • María Luisa Fernández Díaz