• María Yolanda Pérez Bermúdez
    Paralímpica

    Yolanda
    Pérez

    Sevilla

    María Yolanda Pérez Bermúdez

    28.09.1971

    Sevilla

    2
    Juegos Paralímpicos Deporte Categoría Prueba
    Resultado
    1992 Barcelona (España) Atletismo Femenina Lanzamiento de disco B2
    Puesto 4
    1992 Barcelona (España) Atletismo Femenina Lanzamiento de peso B2
    Puesto 4
    1996 Atlanta (EE.UU.) Atletismo Femenina Lanzamiento de disco F10-11
    Puesto 8
    1996 Atlanta (EE.UU.) Atletismo Femenina Lanzamiento de peso F10-11
    Puesto 8

    María Yolanda Pérez Bermúdez

    Siete andaluzas han participado en la modalidad de atletismo a lo largo de la historia de los Juegos Paralímpicos y solo una lo efectuó en la especialidad de lanzamientos: Yolanda Pérez, una sevillana del barrio de Nervión que desde 1991 a 1998 no faltó a ninguna de las grandes citas atléticas para ciegos y deficientes visuales –ella tiene una discapacidad congénita–, formando parte de aquel joven equipo deportivo de la ONCE promovido para representar dignamente a España en Barcelona 1992 y que siguió cosechando éxitos en los sucesivos campeonatos universales y continentales para satisfacción de aquellos que los protagonizaron. Como reconoce nuestra protagonista, “mi época deportiva ha sido la más ilusionante de mi vida y me dio momentos únicos, irrepetibles”.

    Yolanda Pérez nació el 28 de septiembre de 1971 en Sevilla, siendo la segunda hija del matrimonio formado por Marina Bermúdez y Francisco Pérez. La primera en nacer fue Marina y luego vendría la tercera y última hermana, Silvia.

    Nuestra protagonista estudió la Enseñanza General Básica (EGB) entre las Escuelas Salesianas María Auxiliadora de Nervión y el Colegio Juan Nepomuceno Rojas y, posteriormente, se afilió a la ONCE y se hizo vendedora del cupón, siempre en su querido entorno nervionense.

    Fue precisamente en plena jornada laboral cuando un día de 1991 el sin par entrenador Florencio Morcillo la vio en su puesto y, al comprobar su fornida complexión, allí mismo en la calle la convenció para que acudiese una tarde al Centro de Recursos Educativos (CRE) Luis Braille que la ONCE poseía en la entrada oriental de Sevilla y llevase a cabo unas pruebas de lanzamientos. La experiencia resultó grata tanto para el técnico como para Yolanda –quien, todo hay que decirlo, antes no había practicado más deporte que el propio de la escuela– y de inmediato la sevillana se incorporó al equipo atlético del CRE, comenzando una evolución y una concatenación de experiencias competitivas que no cesaron hasta 1998.

    Luego de medirse en pruebas autonómicas, Yolanda fue incorporada al equipo nacional de ciegos y deficientes visuales que gestionaba directamente la ONCE y el mismo año de su irrupción en el atletismo fue llevada en septiembre al Campeonato de Europa de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) que acogió la ciudad francesa de Caen. Un bautismo de nivel que la andaluza saldó dignamente al lograr el 4.º puesto en peso y el 5.º en disco dentro de su categoría.

    Aquel debut en la gran competición no hizo sino ratificar las esperanzas que el seleccionador nacional de ciegos, Eleuterio Antón, tenía depositada en ella, de forma que, después de participar en 1992 a plena satisfacción en competiciones como el Campeonato de España, un triangular internacional en Lyon (Francia) y otros abiertos, el máximo responsable del atletismo de la ONCE la incluyó en el jovencísimo equipo nacional para debutar, como muchos otros, en los Juegos Paralímpicos. “Él sabía que éramos muy inexpertos, pero que cuando creciésemos seríamos invencibles”.

    Yolanda llegó a la Ciudad Condal luego de una larga concentración en Segovia –“además del entrenamiento, no faltaron algunas capeas y carreras con vaquillas”– y se estrenó el 5 de septiembre en la final directa de lanzamiento de disco B2, en la que ocupó la 4.ª posición entre seis participantes con una marca de 28,50 metros, a 2,48 de la medalla. Se impuso la independiente Nada Vuksanovic, con 33,58. Tres días más tarde, en lanzamiento de peso, la sevillana volvió a ocupar la 4.ª posición, con una mejor marca de 8,52, por los 11,16 de la campeona, la australiana Jodi Willis.

    El atletismo y su entorno de vivencias habían entusiasmado definitivamente a la sevillana, quien en el nuevo ciclo paralímpico progresó, maduró y explotó. Campeona nacional de peso y disco en 1995 y 1996, en los compromisos con el equipo nacional Yolanda se sumó al carro de la profecía de Antón y brilló con cuatro medallas en el Campeonato de Europa, plata en peso y bronce en disco en Dublín 1993 y doble campeona continental de disco y peso en Valencia 1995. Además, en 1994 concurrió al primer Campeonato del Mundo IPC, que acogió Berlín, y acabó 5.ª en peso y 7.ª en disco.

    Resultados que, lógicamente, le abrieron las puertas de la Villa Paralímpica de Atlanta 1996 para participar por segunda vez en los Juegos y en sus pruebas habituales de peso y disco. En la primera, el 17 de agosto en formato de final directa y con nueve concursantes en liza, la andaluza se hizo con un nuevo diploma merced a la 8.ª posición obtenida, con un mejor lanzamiento de 9,59 metros, en tanto que el oro se lo llevó la China Xu Hong Yan, con 12,12. Dos jornadas después, en disco, Yolanda repitió la 8.ª plaza al llevar el objeto hasta los 29,56 metros, lejos del registro que le otorgó el título a la cubana Liudys Beliser (45,06).

    Tras estos Juegos, la andaluza continuó dos temporadas más en activo, en las cuales siguió engrosando la pared de su casa con nuevas medallas. Así, en 1997, participó en su cuarto Europeo consecutivo, en Riccione (Italia), y volvió a pisar el podio para recoger la plata en peso y el bronce en disco. Al año siguiente, se proclamó campeona de España de peso y martillo, prueba que se disputaba por primera vez en el ámbito femenino, y volvió a vestir el uniforme español en el marco de los primeros Juegos Mundiales de la IBSA, que tuvieron lugar en Madrid en julio de 1998. A la postre, su última competición.

    Yolanda Pérez se retiró en 1999 debido a las lesiones que sufrió durante los años de práctica atlética y por motivos personales derivados de la grave enfermedad que padecía su hermana. Asimismo, como ella rememora, “tampoco mi motivación era la mejor ya que la promesa de que los atletas vendedores de cupones se iban a dedicar exclusivamente al deporte nunca llegó a cumplirse. No obstante, a principios de 2000 aún mantenía buena forma y me llamaron para plantearle ir a Sídney. Incluso me pidieron mis medidas para la ropa, pero ello requería volver a competir y decliné aquella posibilidad”.

    En la actualidad, Yolanda continúa viviendo en su barrio de Nervión haciendo gala de su sencillez y sentido del humor, recordando su época de atleta con la satisfacción del deber cumplido.

    Biografía cerrada a 31 de marzo de 2018 y extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y Jose Manuel Rodríguez Huertas

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